!VEN, DULCE HUESPED DEL ALMA!!
¡VEN, DULCE HUESPED DEL ALMA!!
Tú, rompedor de límites, vino generoso y sobreabundante, Regenerador de nuestro tono vital.
Tú !Cuántas veces! rompiste insospechadamente, los límites que nos ponemos e imponemos, como rompiste con los discípulos de el Cenáculo y en Francisco Xavier.
Tú, nos invitas a nosotros, débiles y pequeños como somos
a enfrentarnos a nuestros miedos y desconfianzas y nos llenas de audacia y serenidad. Así lo hiciste con Gedeón y Juan XXIII.
Tú nos invitas a creer en Ti, Viajero infatigable hacia la profundidad. Tú nos llevas al paisaje íntimo donde encontramos el tesoro escondido de nuestra vocación y su respuesta.
Tú eres capaz de dar sentido a nuestra vida, apoderándote de nuestros sentidos para ponerlos al servicio de la humanidad como hiciste con el Buen Samaritano.
Tú, Espíritu de Libertad…
Tú eres creador de osadías, diseñador de gestos proféticos, liberadores que transforman la historia, que hacen que el pueblo emprenda su marcha hacia la liberación…
Tú nos haces marchar por caminos para liberar a los pequeños, viviendo con ellos y entre ellos, haciendo de nuestra vocación, evocación, convicción y testimonio. Así lo hiciste con Enrique Angelelli y Oscar Romero.
Tú nos enseñas a bailar el baile de la obediencia en el envío y la danza de la vida en Dios, de la vida con el pueblo, como les enseñaste a Felipe y Madeleine Delbrel.
Tú nos llamas a vivir en
Tú, Espíritu de Gozo.
Que hiciste saltar de alegría a Juan en el vientre de su madre…
Tú nos impulsas a reír, a descansar y a holgarnos, a tener amor a lo visible y a encantarnos con las cosas del Padre, como se encantaron Francisco y Clara de Asís.
Tú nos vas sosteniendo como sostiene a quienes saben esperar en la noche, como sostuviste a Maximiliano Kolbe y Víctor Frankl en los campos de concentración, a base de interioridad, de amor, de belleza y humor.
Tú nos animas a la entrega gratuita que es nuestra ofrenda y al compromiso gratuito de tantos voluntarios creadores de espacios de gratuidad, como lo fueron
Tú nos enseñas a dar la nota, la nota SI. Tú nos enseñas a cantar y a danzar.
Tú haces de nosotros, cajas de resonancia donde resuene el Eco de su llamada y de la llamada de quienes buscan.
Tú nos invitas a partir con El, a vivir con El y a gritar nuestra oración.
Dolores ALEIXANDRE,rscj