De Montevideo, Cristina PEDRANA nos comparte un interesante articulo
Efectos del cambio climático
No me hagan calentar
17.12.2009 13:46
Un informe de la Cepal indica que, de no lograrse un acuerdo internacional para reducir los efectos del cambio climático, el costo del problema significaría, para los países de América Latina y el Caribe, hasta el 137% de su PBI actual en 2100. Además, estarían seriamente amenazadas zonas ribereñas del río de la Plata, en Argentina y Uruguay. Informe completo
Sin un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático, el costo de este problema podría significar para América Latina y el Caribe hasta el 137 por ciento de su PIB actual en el año 2100, según la CEPAL.
Las predicciones están contenidas en el informe "La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe", de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), elaborado para ser presentado en un evento paralelo a la cumbre sobre el Cambio Climático que se celebra en Copenhague.
Según el documento, sin acciones de mitigación la región podría sufrir para fines del siglo pérdidas importantes en el sector agrícola y en la biodiversidad, fuertes presiones sobre la infraestructura y un aumento en la intensidad de fenómenos naturales extremos.
Las proyecciones se basan en cálculos de 15 países: Argentina, Belice, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.
Aunque es la segunda región mundial que menos gases de efecto invernadero emite (la primera es África), América Latina y el Caribe está sufriendo los efectos del calentamiento global más que ninguna otra, según el informe.
Sobre esa base, plantea la urgencia de que la región cuente con apoyo tecnológico y financiero de los países desarrollados en sus esfuerzos de adaptación y mitigación del fenómeno.
Para los autores, los costos económicos del cambio climático son muy heterogéneos entre países y regiones y tendrán un comportamiento poco predecible a lo largo del siglo.
Por ejemplo, dice, algunas naciones tendrían beneficios temporales en sus sectores agrícolas como consecuencia de aumentos de temperatura menores a dos grados y por cambios en las precipitaciones, aunque en el largo plazo predominarían los efectos negativos.
Con un incremento de la temperatura planetaria superior a tres grados, algunos países o regiones podrían perder hasta 30% ó 40% de su biodiversidad.
Argentina, Chile y Uruguay tendrían efectos positivos en su productividad agrícola si la temperatura aumentara entre 1,5 y 2 grados en el período 2030-2050, pero si se traspasa este umbral de temperatura los efectos serán negativos.
Para el 2100 se calcula que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas irían del 22 al 62% del territorio y también disminuirá la disponibilidad de agua, sobre todo en América del Sur.
El alza del nivel del mar provocaría desplazamiento de poblaciones y se perderían tierras por inundaciones permanentes. Los pequeños Estados insulares del Caribe se verán muy afectados, señala el informe.
Podrían desaparecer los manglares en las costas bajas de Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Guayana, y estarían seriamente amenazadas zonas ribereñas del río de la Plata, en Argentina y Uruguay, añade.
Un aumento global de la temperatura de 3 grados provocaría también una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, causando un sustancial deterioro de las selvas que poseen la biodiversidad más grande del planeta.
La variabilidad climática y los eventos extremos harían que hacia 2100 el costo de los desastres climáticos pase de un promedio anual para el período 2000-2008 de unos 8.600 millones de dólares a un máximo posible de 250.000 millones.
En este contexto, la CEPAL destaca que es fundamental diseñar una estrategia de política pública regional que permita reducir los impactos más graves del cambio climático.
Dicha política debería basarse, entre otros factores, en preservar la biodiversidad y los recursos naturales para las generaciones futuras y en reconocer la necesidad de revisar los estilos de vida y promover un cambio cultural.
También en promover la innovación tecnológica para un desarrollo sostenible y en transitar hacia economías con baja intensidad de emisiones de carbono, reconociendo que la época de utilización de una energía fósil barata y casi ilimitada está concluyendo.
(Fuente: EFE)